Sibuscascoche.com

Sufriste un accidente hace dos meses y en él tuviste tan mala suerte que dañaste una señal de tráfico. Ya casi lo habías olvidado pero, cuando menos te lo esperas, llega una carta a tu domicilio donde la administración te reclama 200 euros del coste de la señal -bajo amenaza de embargo-.

Esta es una situación que suele alarmar a muchos conductores que cada mes reciben multas por haber causado daños en el mobiliario urbano. Pero ¡que no cunda el pánico! La mayoría de seguros de automóvil suele hacerse cargo del coste, tanto si es a todo riesgo como a terceros. Eso sí, si los daños son provocados por conductas violentas, además de no cubrirlos el seguro, pueden sancionarte con hasta 3.000 euros de multa -más el coste del mobiliario dañado-.

Para que te vayas haciendo una idea, aquí va una pequeña lista de cuánto cuesta dañar diferentes elementos urbanos:

• Si destrozas una señal de tráfico te podrán reclamar desde 145 a 300 euros, dependiendo del tipo y tamaño de la señal.
• En el caso de una farola el coste iría desde los 500 euros -si solo se rompe el farol- hasta los 1.200 euros si es necesario reponerla. Ten cuidado con las farolas de tipo LED ya que el arreglo te costará un poco más caro.
• Si dañas un semáforo la cantidad a pagar será de 1.500 a 4.000 euros -en el caso de tener luces LED-.
• Si se trata de un radar fijo la cosa se pone complicada ya que podrán solicitarte hasta 40.000 euros por sustituirlo más 15.000 euros por la cabina.

Si desgraciadamente te encuentras en una de estas situaciones, no te desesperes. Lo primero que debes hacer es dar parte de lo ocurrido a tu aseguradora -dentro de los siete días posteriores al siniestro-. Si transcurre más de una semana, el seguro podría no cubrir su coste por haber sobrepasado el tiempo previsto para dar un parte.

En todo caso, recuerda que tu compañía no se hará cargo de los daños si los desperfectos son causados intencionadamente -y el seguro lo demuestra con testigos- al igual que si en el momento del siniestro conducías sin estar en posesión de tus facultades psíquicas y físicas.