Tras la protesta de varios países sobre la prohibición de los vehículos de motor de combustión, Bruselas ha rectificado y ha permitido que se puedan vender este tipo de coches más allá del año 2035. Esto será posible siempre y cuando los vehículos nuevos y coches de ocasión empleen combustibles limpios, denominados combustibles sintéticos.
El país que ha mostrado más su disconformidad ha sido Alemania, a pesar de haber promovido la implementación de los carburantes sintéticos. Este desacuerdo viene dado, especialmente, por una razón de peso: su industria automovilística es una de las más importantes del mundo, y la fabricación de motores se vería muy perjudicada si desaparecieran completamente.
Por otro lado, Italia, otro gran productor de vehículos, se posicionó del lado germano, y mostró su desacuerdo frente al veto. El país considera que terminar con la matriculación de estos vehículos es clave para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones.
Los combustibles sintéticos
Los combustibles sintéticos o e-fuel son combustibles líquidos que se producen a partir de dióxido de carbono (CO2) y la combinación con hidrógeno obtenido de fuentes renovables. Para su elaboración se utiliza electricidad procedente de fuentes renovables y mediante la electrólisis, se da lugar a hidrógeno renovable.
Este carburante se consigue siguiendo un proceso industrial diferente del que se aplica en las refinerías clásicas de crudo. En este contexto, al tener España una de las capacidades de refino más importantes de Europa, sus refinerías permiten también la producción de eco combustibles de origen no fósil. Estos se pueden utilizar prácticamente en todos los vehículos nuevos y coches de ocasión que hoy circulan por nuestras calles y carreteras.
Grandes empresas energéticas y gigantes automovilísticos como Porsche, Audi o Mazda ya defienden esta alternativa. Según sus cálculos permite reducir hasta un 90 % las emisiones de un coche térmico durante su utilización.
Pese a que no todos los vehículos emplean combustibles limpios, cada vez que llevas tu coche a repostar, se introduce un 10 % de estas sustancias en el depósito. Por cada punto porcentual que se aumenta, se conseguiría un ahorro de 800.000 toneladas al año de emisiones de CO2.
Esta restricción solo afecta a la venta de coches nuevos que emitan gases contaminantes, pero no a su uso. Por el momento, los coches diésel y gasolina podrían seguir circulando y esto no afectaría a la venta de vehículos de ocasión.
Esta norma solo afectaría a los turismos, por lo tanto, los vehículos industriales o autobuses quedarían exentos. Tampoco entrarían dentro de esta normativa las motos, los vehículos ligeros y los de pequeños fabricantes que produzcan menos de 1.000 unidades al año.
A partir del año 2035, habrá una mayor oferta de automóviles eléctricos, de hidrógeno y de combustibles neutros en los concesionarios.
Puntos de recarga e hidrogeneras
Para facilitar el despliegue de coches eléctricos, la Comisión Europea propone que los Estados miembros garanticen la instalación de puntos de recarga eléctrica cada 60 km a lo largo de las carreteras. Estos puntos de recarga serían de una potencia total de 300 kW en 2025 y pasarán a ser de 600 kW en 2030.
Los puntos de recarga de hidrógeno tendrán que estar disponibles con un intervalo máximo de 150 km para 2030 en los grandes ejes de circulación del continente. Además, deberán instalarse hidrogeneras en todos los nodos urbanos para abastecer tanto los camiones de gran recorrido como las furgonetas.